martes, 21 de noviembre de 2017

Algo para pensar y orar en esta semana. La intuición del niño


Si tengo algo que deseo decir, y que es muy difícil de aceptar por los adultos,
entonces lo escribiré en un libro para niños…

Los niños aún no se han encerrado por miedo a lo desconocido,
a la revolución, o al desbande que busca la seguridad.
Ellos son aún familiares con el vocabulario del mito, que aún no nace.

Madeleine L’Engle
¿Qué era lo que yo amaba cuando era niña/o? ¿En qué creía, y a qué me comprometía, antes que algún adulto me dijera a qué debía comprometerme, o qué debería creer o amar? ¿Lo puedo recordar después de tanto tiempo? Salvo que mi niñez haya sido horrorosa en algún sentido – y algunas han sido – yo disfruté el tiempo, aunque corto, en que confiaba en mi intuición de niño, cuando me comunicaba fácilmente con mi espíritu y con Dios.
Ginny Kubitz Moyer, Jessica Mesman Griffith, Vinita Hampton Wright, and Margaret Silf

Espacio Sagrado

jueves, 16 de noviembre de 2017

La sangre de los mártires... por José María Rodriguez Olaizola, sj



El 16 de noviembre se recuerda el asesinato, en 1989, en la Universidad Centroamericana (UCA), de la comunidad de jesuitas que allí vivía, junto con la mujer que trabajaba en la casa y su hija. Una vez pasada la efemérides, la memoria y el aniversario, antes de que la actualidad envíe al olvido esa noticia, conviene apuntar algunas lecciones que nos da la historia y la vida.
Lo primero es tratar de entender los conflictos. No se trata solo de que el ejército los matara por defender a los pobres (aunque eso ocurrió). Se trata de una historia más larga. Una historia jalonada por otros nombres: Rutilio Grande, monseñor Romero, y tantos hombres y mujeres que, en El Salvador, se implicaron en una lucha por transformar la sociedad. Se trata de la opción de una Iglesia encarnada y enraizada en un contexto herido y golpeado, por leer el evangelio en clave profética y transformativa. Se trata de la valentía de quienes, frente a la conveniencia, la comodidad o la seguridad, eligieron la justicia que nace de la fe. Se trata de la dinámica terrible del pecado que mutila, oprime e intenta imponer su lógica implacable. Pecado que genera estructuras excluyentes. Pecado que ciega a quienes se dejan envolver por su canto de egoísmo y dominio. Pecado que prefiere los golpes a las palabras, las armas a las herramientas, los profetas muertos a los profetas vivos.
Es bueno, y es necesario, conocer esas historias. Entender qué fue la teología de la liberación, y qué puertas abrió en aquel contexto americano, donde la polarización era terrible. Comprender las luces y las sombras personales, eclesiales y sociales que entraron en juego. Vibrar al constatar que la sangre de los mártires no quedó impune, sino que sirvió para remover conciencias, inercias y convenciones –aunque siga, interminable, la batalla entre egoísmo y generosidad, odio y amor, opresión y justicia–.
Si, como se viene anunciando, no ha de tardar la canonización de monseñor Romero, será una gran ocasión para releer su vida, su compromiso y su conversión. Para salir de estereotipos y clichés que todo lo interpretan en claves ideológicas. Y para dejar que estas vidas comprometidas nos recuerden, a los cristianos de todos los tiempos y contextos, que el que no da la vida (cada día), la pierde.
José María Rodríguez Olaizola sj
pastoralsj

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Juzgar con cabeza por Álvaro Zapata sj


Hay veces en que pareciera que no es necesario ir a juicio para castigar a alguien. Es tan evidente el delito, nos horroriza tanto, nos parece tan deleznable que sencillamente esa persona debería ir inmediatamente a la cárcel sin más. No entendemos por qué necesitamos un procedimiento largo y costoso para demostrar algo que ya sabemos todos.
Algo así nos pasa esta semana cuando ha empezado el juicio al grupo que fue detenido por violar a una mujer en Sanfermines, “La Manada”, como son llamados. No podemos entender por qué tiene que transcurrir un año para que esto suceda. ¿Tan complejo es el asunto? Probablemente no, y aunque tenemos razón al pensar que la Justicia es lenta, a veces es necesario dejar transcurrir el tiempo para poder ofrecer una decisión objetiva e imparcial, que verdaderamente proteja a la víctima y no cause más daño. El paso del tiempo nos hace calmar los ánimos, nos volvemos menos viscerales. Eso no significa ser más comprensivo o indulgente. Significa poder asumir todo el daño que se ha causado y dar la respuesta adecuada, proporcionada. No la que nos saldría de las entrañas, que probablemente pasaría por un linchamiento público.
De hecho, durante este último año casi no hemos oído hablar de “La Manada”, y pareciera que los ánimos se han calmado, pero con la noticia del inicio del juicio la visceralidad ha vuelto, el deseo de causarles todo el daño posible corre como la pólvora en las redes y es amplificado por los medios. Pero no olvidemos que toca juzgar con la cabeza, no con el estómago. Incluso cuando creemos tener claro lo que ha pasado, juzgar a alguien tiene unas consecuencias demasiado serias y por eso lo dejamos en manos de profesionales. Porque somos conscientes de que si nos tocara hacerlo entre todos quizás acabáramos colocándonos al mismo nivel del que ha causado el daño, pagando la violencia con más violencia.
Álvaro Zapata sj
pastoralsj

martes, 14 de noviembre de 2017

CEI SANTIAGO: Taller Examinar para ordenar la vida. Comienza hoy


Durante tres sesiones, este taller ofrece una oportunidad única para tomar conciencia de cómo estamos viviendo en la prisa de cada día y pasar de la superficie de nuestro acontecer a reconocer, en la verdad, la mejor versión de uno mismo y así vivir con gratitud y pasión.

San Ignacio de Loyola nos propone examinarse para conocerse, para ordenar la vida, para elegir, para ser libre y servir.

Fechas: 14, 15 y 16 de noviembre

DESTINATARIOS: Público en general.

OBJETIVO: Iluminar y facilitar a los participantes el examinar y ordenar la propia vida, a partir de medios disponibles desde la psicología, desde la experiencia espiritual de Ignacio de Loyola y conocer formas de aplicación práctica, en un espacio guiado.

METODOLOGÍA: Las dos primeras sesiones incluyen exposiciones dialogadas. La tercera sesión contempla un trabajo personal y un coloquio espiritual guiado.

BENEFICIO ADQUIRIDO: Los participantes valorarán el hacer pausa y examen de sí mismos, para vivir con los aportes y modos de San Ignacio, una vida con sentido para “ En todo amar y servir”.

DIRIGIDO POR:
Mónica Poblete (psicóloga) y el P. Juan Díaz SJ.



Lugar: Edificio Padre Arrupe (Lord Cochrane 110, Santiago) (Metro La Moneda)

Horario: De 19.30 a 21.30 horas

Valor: $ 18.000

lunes, 13 de noviembre de 2017

Algo para pensar y orar en esta semana. Agere contra


Hace poco fui impactado por la audacia de la espiritualidad ignaciana. Una pregunta que se nos presenta en los Ejercicios Espirituales es "¿Qué debería yo hacer por Cristo?", y no debemos ser tímidos al buscar una respuesta. Ignacio aconseja a los que realizan los Ejercicios que pidan a Dios lo que desean suceda en sus vidas. Cuando aparezcan los obstáculos debes enfrentarlos siguiendo el principio del "agere contra" - hacer lo contrario. Por ejemplo, si no sientes deseo de rezar, reza más; si te atrae la riqueza, entrega dinero a otros; si no soportas a un/a compañero/a de trabajo, busca pasar más tiempo con ella o con él. Ignacio no era partidario de esperar que las cosas sucedan; le dijo a un jesuíta que se quejaba de su sequedad espiritual, que "ella podía venir por falta de confianza en sí mismo, o en pusinimilidad, y por lo tanto, puede ser curada con lo contrario". Le escribió a jesuítas en Portugal: "Ningún resultado obtenido, que no sea destacado, satisficará la gran obligación que tenéis de superaros." Ser audaces es una forma en que la mayoría de los jesuítas se ven a sí mismos." "Una audacia sagrada, una cierta agresividad apostólica, es una típica forma nuestra de proceder", lo dijo la 34 Congregación General en 1995
Jim Manney
Espacio Sagrado

domingo, 12 de noviembre de 2017

ENCUENTROS CON LA PALABRA POR HERMANN RODRÍGUEZ SJ. “(...) no saben ni el día ni la hora”


La señora Julia Morante es una campesina que estará pasando ya los ochenta abriles. Cuando la conocí, hace unos 20 años, ya viuda y con la mayoría de sus hijos e hijas casados y organizados, seguía madrugando todos los días del año, con lluvia o sin ella, festivos o laborales, a ordeñar las vacas de don Noé Mora, uno de los vecinos ricos de la vereda de Pajarito, en el municipio de Tausa, al norte de Zipaquirá. Ordeñando vacas fue como levantó a su familia en medio de la pobreza digna de los campesinos de esta zona del país. Años más tarde, recordaba a doña Julia cuando le oía decir a un humorista argentino que las vacas no dan leche... se la sacan...
Cuando llegábamos los juniores a su casa todos los fines de semana, hervía un poco de leche y nos brindaba un trozo de pan con una deliciosa taza de leche, todavía humeante. De ella aprendimos algo que en las cocinas de las ciudades no pasa de ser un pequeño incidente, desgraciadamente frecuente, pero que en el contexto de doña Julia era algo muy importante. Según una creencia generalizada entre los campesinos de estas veredas, cuando la leche hervida se riega sobre la estufa de carbón de piedra, las ubres de las vacas de cuartean y esto impide su ordeño adecuado. Por eso, doña Julia estaba muy atenta al momento en que la lecha comenzaba a subir por los bordes de la olleta que usaba para hervirla.
No hay cosa más inesperada, ni más frecuente, que la leche que se derrama sobre las estufas de este país. Si uno se queda mirando la leche, parece que nunca va a hervir. Pero basta un pequeñísimo descuido y las ubres de las vacas sufren las fatales consecuencias; además, limpiar una estufa con leche regada por todas partes, es de lo más incómodo que hay en la cocina.
Según la parábola que Jesús nos cuenta este domingo, esta es una más de las características del reino de Dios: llega sin avisar. Hay que estar preparados, porque no sabemos ni el día ni la hora. Las cinco muchachas previsoras van a esperar al novio, en medio de la noche, preparadas con suficiente aceite para las lámparas. En cambio, las cinco muchachas despreocupadas no llevaban aceite para llenar las lámparas por segunda vez. Por eso, a medianoche, cuando llegó por fin el novio, las primeras entraron a la boda, mientras que las segundas tuvieron que ir a comprar más aceite para sus lámparas. Cuando volvieron diciendo, “¡Señor, señor, ábrenos!”, no fueron aceptadas en la fiesta. Podríamos decir que ya no valió llorar sobre la leche derramada... Por eso, tenemos que estar despiertos y atentos delante de la olla de nuestra vida, como doña Julia, “porque no sabemos ni el día ni la hora”.
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*
* Sacerdote jesuita, Profesor Asociado de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá
Encuentros con la Palabra
RD

JÓVENES SANTIAGO: HOY TERTULIA DE CONTINGENCIA



Los Jóvenes de Santiago están invitando a una nueva Tertulia de Contingencia. En esta ocasión  para reflexionar acerca de los desafíos de las elecciones presidenciales. En un contexto de baja participación y desconfianza en la política, ¿Qué estamos eligiendo?

Los invitados son: 
Claudio Alvarado, abogado y magíster en derecho constitucional. Subdirector del Instituto de Estudios Sociales (IES)
Eduardo Saffirio, es un abogado y político chileno, ex diputado de la República.
Moderadora: Ale Fernández, periodista de la Universidad Católica de Chile. 


A las 20.30 horas, después de la Misa, en el colegio San Ignacio El Bosque

Todos invitados

sábado, 11 de noviembre de 2017

Un gran regalo por Cristóbal Fones sj




Quien ha encontrado un amigo, ha encontrado un tesoro (Cfr. Eclesiástico 6, 15). Eso no tiene precio, nos recuerda el valor de la vida cuando parece que nada tiene sentido. Cuidemos la amistad, agradezcamos en ella la vida.
Nano Stern, (Voy y vuelvo)
Cristóbal Fones sj
pastoralsj

viernes, 3 de noviembre de 2017

JÓVENES SANTIAGO: CELEBRACIÓN DE LOS 20 AÑOS DE LA STORTA

La imagen puede contener: texto

Este año se cumplen 20 años desde que la Storta recibió a su primer grupo y más de 700 personas han pasado por esta experiencia desde entonces, razón por la cual los jóvenes de Santiago están invitando a celebrar un encuentro en el Santuario del Padre Hurtado, a partir de las 16 horas. 

Celebrarán la Eucaristía y posteriormente habrá un compartir entre los que asistan

JESUITAS: Arturo Sosa sobre política y justicia



En su reciente visita a Brasil, el p. General de los Jesuitas, Arturo Sosa, ha pronunciado varios discursos y homilías de gran interés. Extraemos aquí algunos párrafos de su Discurso en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro del pasado 18 de octubre:

El reconocimiento de la esfera pública, como dimensión esencial de la vida humana y social

La comprensión cristiana del ser humano insiste en que nadie puede ser verdaderamente humano aislado, fuera de una vida de relación con otros seres humanos. No existe lo humano en soledad. Lo humano es el vivir de los seres humanos los unos con los otros. La antropología bíblico-cristiana parte de que el ser humano, todo ser humano, es creado a imagen y semejanza de un Dios que es Trino, es decir, de un Dios que es, en sí mismo, comunidad de Amor, que es sí mismo, comunicación, comunión.
(…) El ser humano, por tanto, sólo puede realizarse como ser humano en la red de relaciones con otros seres humanos. De hecho, cada uno de nosotros nace ya inserto en esa red, así llega al mundo y entra a la historia. Poco a poco, uno va tomando conciencia de esa realidad en la medida en que se desarrolla y va aprendiendo a vivir en y desde esa red de relaciones, y así la va fortaleciendo y ampliando (o, infelizmente, en algunos casos, debilitando o dañando) a lo largo de su existencia.
A su vez, la comunidad, como red de relaciones que es, se forma, alimenta y enriquece desde la interrelación de individuos con características propias, pero todos con el elemento común, constitutivo e irrenunciable de la relacionalidad.
Tomando como base esa antropología, que es fundamento de toda y cualquier antropología que se quiera cristiana, no puede negarse que lo público es parte sustantiva de lo humano, de la humanidad.

Reconocer el vínculo indisoluble entre ética y política

Los seres humanos somos, por tanto, constitutivamente comunitarios, en otras palabras, políticos, en el mejor sentido de esa palabra.
(…)
La política es el ámbito de la vida social en el cual se toman las de decisiones públicas o colectivas en la búsqueda del bien común. Es justamente en el ámbito de la búsqueda por esas decisiones que afectan la vida de los humanos en sociedad donde cada uno de los participantes es llamado a vivir un ejercicio de libertad. Pero de una libertad que no es individualista, que decide con base por “capricho”, estrechada por intereses particulares y egoístas, sino una libertad que trasciende al individuo y establece la relación con los demás, es decir, crea la comunidad. Una libertad “para los demás”.
En ese sentido entra la ética como la dimensión de la vida humana en sociedad que ofrece las garantías de lo humano en el proceso de toma de decisiones políticas. La ética coloca a la persona como sujeto libre de las decisiones públicas y privadas, afirmando la importancia de la participación y aporte de cada uno de los involucrados en el proceso, abriéndose a acoger, en el espacio de discusión en común, su punto de vista, su percepción, sus deseos e ilusiones. Pero, a la vez, hay necesidad de una ética que cuya mirada sea ensanchada, amplia, desde la cual la acción política se oriente a propiciar el mejoramiento de la calidad de vida de todos los miembros de la sociedad, los cuales son reconocidos como integrantes de la misma humanidad, todos merecedores de respeto y sujetos de derechos (humanos y ciudadanos).
Por tanto, podemos afirmar que la gran equivocación es, sin lugar a duda, des-vincular la política de la ética. Al hacerlo se les resta humanidad a las personas, los grupos y los pueblos. Cuando eso se da, la política se convierte en instrumento de in-humanidad perdiendo completamente su razón de ser. Y en vez de ser una de las formas más altas de la caridad, se convierte en la más terrible forma de pecar, o sea, de dañar, incluso de aplastar, lo humano, en uno mismo y en los demás.
(…)

Fe y Justicia

Para quienes encuentran en la experiencia religiosa la fuente motivacional de su vida, la justicia es una exigencia de la fe. Por consiguiente, la lucha por la justicia, en su más amplio sentido, se convierte en una dimensión constitutiva e irrenunciable del sentido religioso de la vida, es decir, es una consecuencia del haber experimentado al Dios de la vida, al Creador de la historia humana, enteramente bueno, al que podemos llamar, como nos enseñó Jesús de Nazaret, Abba, Padre. Jesús nos coloca a todos en una relación de fraternidad que conlleva necesariamente la exigencia de que entre los hijos e hijas del mismo Padre, el reconocimiento, la acogida, el respeto, el apoyo, la colaboración y la comunión sean vividos como dimensiones fundamentales de su existir como seres humanos.
La justicia por la que luchamos, inspirados desde la fe, es la del reinado de Dios. La comprensión de lo que significa ese Reinado nace del mismo anuncio que de él hace Jesucristo con su vida y su palabra. Es un Reinado en el que el Rey -Dios Padre- no hace otra cosa que cuidar, sostener, servir a sus hijos e hijas, como nos los hizo ver Jesús de manera radical en la escena del lavatorio de los pies. Lo que Jesús hace es lo que hace a su vez el Padre. Es lo que nos transmite Juan sobre Jesús en su Evangelio: El que me ve, ve al Padre (Jn 14,8) y todavía, Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo. (Jn 5,17)
Nosotros, que, por la acción del Espíritu Santo, hemos acogido la Revelación del rostro del Padre en Jesucristo, Su Palabra hecha ser humano, y que nos hicimos seguidores del Cristo, como camino hacia la vida verdadera, no podemos huir a las exigencias de la justicia, si queremos ser fieles a nuestro nombre de cristianos.
En esa misma línea, la Compañía de Jesús, desde la Congregación General 32ª (1974) comprende su misión como el servicio de la fe, del que la promoción de la justicia constituye una exigencia absoluta, en cuanto forma parte de la reconciliación de los hombres exigida por la reconciliación de ellos mismos con Dios. La Compañía de Jesús, reunida en la Congregación General 36ª, se comprende, desde nuestra actual realidad mundial, en la misma línea, como un grupo de compañeros llamados a una misión de reconciliación y de justicia.
Desde la perspectiva de la Iglesia Católica y de esta Universidad, la justicia realmente existente en una sociedad se mide desde la perspectiva y situación de los pobres de esa

sociedad. Por eso, los derechos humanos son en primer lugar los derechos de los pobres

entreParéntesis