viernes, 21 de noviembre de 2014

Hoy en Santa Marta. Francisco: «La lista de precios en una Iglesia en un escándalo». Video, audio y extracto homilía


Anatema de Francisco en Santa Marta en contra de los eclesiásticos negociantes: «La gente no los perdona»; y pide que se deje de pedir pagos por bautismos y matrimonios: «la redención de Dios es gratuita»


DOMENICO AGASSO JRROMA

 
Que no haya negocio en las Iglesias. Nunca. «La redención de Dios es gratuita». Siempre. Es un verdadero anatema en contra de los eclesiásticos negociantes el que pronunció hoy en la mañana Papa Francisco en su homilía durante la misa en la capilla de la Casa Santa Marta, según indicó la Radio Vaticana.


La liturgia de hoy propone el Evangelio en el que Jesús corre a los mercaderes del Templo porque transformaron la casa de oración en un refugio de ladrones. El gesto del Hijo de Dios, explicó el Pontífice, es un gesto de purificación: «El Templo había sido profanado» y con él el pueblo de Dios; «profanado con el pecado tan grande que es el escándalo».


La gente era buena, indicó Francisco, «iba al Templo, no veía estas cosas; buscaba a Dios, rezaba… pero debía cambiar las monedas para realizar las ofertas». El pueblo de Dios «iba al Templo no por esta gente, por lo que vendían, sino que iba al Templo por Dios», y «allí estaba la corrupción que escandalizaba al pueblo». Asimismo, el Papa recordó el episodio bíblico de Ana, mujer humilde, madre de Samuel, que va al Templo para pedir la gracia de un hijo: «Susurraba en silencio sus oraciones», mientras el sacerdote y sus dos hijos eran corruptos, sacaban provecho de los peregrinos y escandalizaban al pueblo. «Yo pienso en el escándalo que podemos causar a la gente con nuestra actitud – subrayó el Papa –, con nuestros hábitos no sacerdotales en el Templo: el escándalo del comercio, el escándalo de la mundanidad… Cuántas veces vemos que entrando en una iglesia, aún hoy, está la lista de los precios» para el bautismo, la bendición, las intenciones para la Misa. «Y el pueblo se escandaliza». 


«Una vez, recién ordenado sacerdote -contó Papa Francisco-, yo estaba un grupo de universitarios, y una pareja de novios quería casarse. Habían ido a una parroquia: pero, querían hacerlo con la Misa. Y allí, el secretario parroquial dijo: ‘No, no: no se puede.’ ‘Pero, ¿por qué no se puede con la Misa, si el Concilio recomienda hacerlo siempre con la Misa?’ ‘No, no se puede, porque más de 20 minutos no se puede.’ ‘Pero, ¿por qué?’ ‘Porque hay otros turnos.’ ‘Pero, ¡nosotros queremos la Misa!’ ‘Entonces ¡paguen dos turnos!’ Y para casarse con la Misa tuvieron que pagar dos turnos. Esto es pecado de escándalo».


Francisco continuó su homilía: «Nosotros sabemos lo que dice Jesús a aquellos que son causa de escándalo: ‘Mejor ser tirados al mar’». «Cuando los que están en el Templo – independientemente de que sean sacerdotes, laicos, secretarios que se ocupan de administrar la pastoral en el Templo – se vuelven especuladores, el pueblo se escandaliza. Y nosotros somos responsables de esto. También los laicos, ¡eh! Todos. Porque si yo veo que en mi parroquia se hace esto, debo tener el coraje de decírselo en la cara al párroco. Y la gente sufre por ese escándalo. Es curioso: el pueblo de Dios sabe perdonar a sus sacerdotes, cuando tienen una debilidad, resbalan sobre un pecado… sabe perdonar. Pero hay dos cosas que el pueblo de Dios no puede perdonar: a un sacerdote apegado al dinero y a un sacerdote que maltrata a la gente. ¡No es capaz de perdonar! Y el escándalo, cuando el Templo, la Casa de Dios, se vuelve una casa de negocios, como aquel matrimonio: se alquilaba la iglesia».


Jesús «no está enojado», explicó el Papa, «es la Ira de Dios, es el celo por la Casa de Dios», porque no se puede servir a dos patrones: «o das culto a Dios vivo, o das culto al dinero, al dinero». «Pero ¿por qué Jesús está contra el dinero? Porque la redención es gratuita; la gratuidad de Dios, Él viene a traernos la gratuidad total del amor de Dios. Y cuando la Iglesia o las iglesias se vuelven especuladoras, se dice que… ¡eh, no es tan gratuita la salvación!… Es por esto que Jesús toma el látigo para hacer este rito de purificación en el Templo. Hoy la Liturgia celebra la presentación de la Virgen en el Templo: desde muchachita… Una mujer sencilla, como Ana, en aquel momento, entra la Virgen. Que Ella nos enseñe a todos nosotros, a todos los párrocos, a todos aquellos que tienen responsabilidades pastorales, a mantener limpio el Templo, a recibir con amor a aquellos que vienen, como si cada uno de ellos fuera la Virgen».

Vatican Insider


Papa en Santa Marta: El pueblo no perdona a los sacerdotes que tratan mal a las personas



En su homilía en casa Santa Marta, el Papa Francisco recordó el pasaje de la Biblia en el que Jesús expulsa a los mercaderes del templo. Dijo que hoy en día, a veces los cristianos provocan el mismo escándalo que los que comerciaban entonces en ese lugar sagrado.

FRANCISCO
"Cuando los que están en el templo, sean sacerdotes, laicos, secretarios que se ocupan de administrar la pastoral en el templo, se vuelven especuladores, el pueblo se escandaliza. Y nosotros también somos responsables de esto. También los laicos, ¿eh? Todos. Porque si veo que en mi parroquia se hace, debo tener el coraje de decírselo en la cara al párroco”.

Francisco explicó que hay dos cosas que el pueblo de Dios "no puede perdonar”: Un sacerdote apegado al dinero y un sacerdote que maltrata a la gente. Además dijo que Jesús está contra el dinero porque la salvación es gratuita y no acepta que la Iglesia se convierta en un negocio que especula.

EXTRACTO DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana)

"Yo pienso en el escándalo que podemos causar a la gente con nuestra actitud , con nuestros hábitos no sacerdotales en el Templo: el escándalo del comercio, el escándalo de la mundanidad… Cuántas veces vemos que entrando en una iglesia, aún hoy, está la "lista de los precios” para el bautismo, la bendición, las intenciones para la Misa. "Y el pueblo se escandaliza”.

"Una vez, recién ordenado sacerdote, yo estaba un grupo de universitarios, y una pareja de novios quería casarse. Habían ido a una parroquia: pero, querían hacerlo con la Misa. Y allí, el secretario parroquial dijo: ‘No, no: no se puede’ – ‘Pero, ¿por qué no se puede con la Misa, si el Concilio recomienda hacerlo siempre con la Misa?’ – ‘No, no se puede, porque más de 20 minutos no se puede’ – ‘Pero, ¿por qué?’ – ‘Porque hay otros turnos’ – ‘Pero, ¡nosotros queremos la Misa!’ – ‘Entonces ¡paguen dos turnos!’. Y para casarse con la Misa tuvieron que pagar dos turnos. Esto es pecado de escándalo”. "Nosotros sabemos lo que dice Jesús a aquellos que son causa de escándalo: ‘Mejor ser tirados al mar”.

"Cuando los que están en el Templo – independientemente de que sean sacerdotes, laicos, secretarios que se ocupan de administrar la pastoral en el Templo – se vuelven especuladores, el pueblo se escandaliza. Y nosotros somos responsables de esto. También los laicos, ¡eh! Todos. Porque si yo veo que en mi parroquia se hace esto, debo tener el coraje de decírselo en la cara al párroco. Y la gente sufre por ese escándalo. Es curioso: el pueblo de Dios sabe perdonar a sus sacerdotes, cuando tienen una debilidad, resbalan sobre un pecado… sabe perdonar. Pero hay dos cosas que el pueblo de Dios no puede perdonar: a un sacerdote apegado al dinero y a un sacerdote que maltrata a la gente. ¡No es capaz de perdonar! Y el escándalo, cuando el Templo, la Casa de Dios, se vuelve una casa de negocios, como aquel matrimonio: se alquilaba la iglesia”.


La redención de Cristo es gratuita, que las iglesias jamás sean “especuladoras”, dijo el Papa en su homilía de la misa matutina

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(RV).-   Que las iglesias jamás se conviertan en casas de negocios, la redención de Jesús es siempre gratuita. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta en el día de la fiesta de la Presentación en el Templo de la Bienaventurada Virgen María.
Teniendo en cuenta la liturgia del día en que Jesús echó a los mercantes del Templo, porque habían transformado la casa de oración en una cueva de ladrones, el Papa explicó que Jesús realizó un gesto de purificación, porque “el Templo había sido profanado” y con el Templo, el pueblo de Dios. Profanado con el pecado sumamente grave que es el escándalo”.
Francisco observó que la gente era buena, iba al Templo, no veía estas cosas; buscaba a Dios, rezaba… pero debía cambiar las monedas para realizar las ofertas”. El pueblo de Dios iba al Templo no por esta gente, por lo que vendían, sino que iba al Templo por Dios” y “allí estaba la corrupción que escandalizaba al pueblo”. Asimismo, el Papa recordó el episodio bíblico de Ana, mujer humilde, madre de Samuel, que va al Templo para pedir la gracia de un hijo: “Susurraba en silencio sus oraciones”, mientras el sacerdote y sus dos hijos eran corruptos, sacaban provecho de los peregrinos y escandalizaban al pueblo.
“Yo pienso en el escándalo que podemos causar a la gente con nuestra actitud – subrayó el Papa –, con nuestros hábitos no sacerdotales en el Templo: el escándalo del comercio, el escándalo de la mundanidad… Cuántas veces vemos que entrando en una iglesia, aún hoy, está la lista de los precios” para el bautismo, la bendición, las intenciones para la Misa. “Y el pueblo se escandaliza”:
“Una vez, recién ordenado sacerdote, yo estaba un grupo de universitarios, y una pareja de novios quería casarse. Habían ido a una parroquia: pero, querían hacerlo con la Misa. Y allí, el secretario parroquial dijo: ‘No, no: no se puede’ – ‘Pero, ¿por qué no se puede con la Misa, si el Concilio recomienda hacerlo siempre con la Misa?’ – ‘No, no se puede, porque más de 20 minutos no se puede’ – ‘Pero, ¿por qué?’ – ‘Porque hay otros turnos’ – ‘Pero, ¡nosotros queremos la Misa!’ – ‘Entonces ¡paguen dos turnos!’. Y para casarse con la Misa tuvieron que pagar dos turnos. Esto es pecado de escándalo”.
El Santo Padre añadió: “Nosotros sabemos lo que dice Jesús a aquellos que son causa de escándalo: ‘Mejor ser tirados al mar”:
“Cuando los que están en el Templo – independientemente de que sean sacerdotes, laicos, secretarios que se ocupan de administrar la pastoral en el Templo – se vuelven especuladores, el pueblo se escandaliza. Y nosotros somos responsables de esto. También los laicos, ¡eh! Todos. Porque si yo veo que en mi parroquia se hace esto, debo tener el coraje de decírselo en la cara al párroco. Y la gente sufre por ese escándalo. Es curioso: el pueblo de Dios sabe perdonar a sus sacerdotes, cuando tienen una debilidad, resbalan sobre un pecado… sabe perdonar. Pero hay dos cosas que el pueblo de Dios no puede perdonar: a un sacerdote apegado al dinero y a un sacerdote que maltrata a la gente. ¡No es capaz de perdonar! Y el escándalo, cuando el Templo, la Casa de Dios, se vuelve una casa de negocios, como aquel matrimonio: se alquilaba la iglesia”.
Jesús “no está enojado” – explicó el Papa – “es la Ira de Dios, es el celo por la Casa de Dios”, porque no se puede servir a dos patrones: “o das culto a Dios vivo, o das culto al dinero, al dinero”:
“Pero ¿por qué Jesús está contra el dinero? Porque la redención es gratuita; la gratuidad de Dios, Él viene a traernos la gratuidad total del amor de Dios. Y cuando la Iglesia o las iglesias se vuelven especuladoras, se dice que… ¡eh, no es tan gratuita la salvación!… Es por esto que Jesús toma el látigo para hacer este rito de purificación en el Templo. Hoy la Liturgia celebra la presentación de la Virgen en el Templo: desde muchachita… Una mujer sencilla, como Ana, en aquel momento, entra la Virgen. Que Ella nos enseñe a todos nosotros, a todos los párrocos, a todos aquellos que tienen responsabilidades pastorales, a mantener limpio el Templo, a recibir con amor a aquellos que vienen, como si cada uno de ellos fuera la Virgen”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).

LECTURAS PARA EL DÍA DE HOY




Lectura Misa del Dia Viernes Noviembre 21 2014


PRIMERA LECTURA



Apocalipsis: 10, 8-1
Tomé el librito y me lo comí.
Yo, Juan, oí de nuevo la voz que ya me había hablado desde el cielo, y que me decía: "Ve a tomar el librito abierto, que tiene en la mano el ángel que está de pie sobre el mar y la tierra".
Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el librito.
Él me dijo: "Tómalo y cómetelo. En la boca te sabrá tan dulce como la miel, pero te amargará las entrañas".
Tomé el librito de la mano del ángel y me lo comí. En la boca me supo tan dulce como la miel; pero al tragarlo, sentí amargura en las entrañas. Entonces la voz me dijo: "Tienes que volver a anunciar lo que Dios dice acerca de muchos pueblos, naciones y reyes". 
Palabra de Dios

SALMO
Del salmo 118
Mi alegría es cumplir tus mandamientos.
Más me gozo cumpliendo
tus preceptos que teniendo riquezas.
Tus mandamientos, Señor, son mi alegría,
ellos son también mis consejeros. R/.
Para mí valen más tus enseñanzas
que miles de monedas de oro y plata.
¡Qué dulces al paladar son tus promesas!
Más que la miel en la boca. R/.
Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón.
Hondamente suspiro, Señor,
por guardar tus mandamientos. R/.

EVANGELIO
San Lucas: 19, 45-48
Ustedes han convertido la casa de Dios en cueva de ladrones
Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: "Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones".
Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo, intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras.
Palabra del Señor

jueves, 20 de noviembre de 2014

Cuando Ratzinger aceptó la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar



En 1972, cinco años antes de ser creado cardenal y mientras enseñaba en Regensburg, se expresó en un ensayo académico en todos aperturistas. Ahora, en un volumen de su obra completa de próxima publicación en Alemania, decidió retirar esa propuesta

ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
En 1972, cuando faltaban menos de cinco años para su nombramiento episcopal y cardenalicio, cuando ya era miembro de la Comisión teológica internacional creada por Pablo VI, Joseph Ratzinger se expresó a favor de la admisión a la Eucaristía para los divorciados que se habían vuelto a casar, siempre y cuando su segunda unión fuera sólida, tuvieran obligaciones morales para con los hijos y cónyuges, y vivieran la experiencia de fe. La admisión habría debido darse primero por vía extrajudicial, con base en «el testimonio del párroco» y de los «miembros de la comunidad». Una solución que para Ratzinger se apoyaba en «la tradición».


El futuro Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y futuro Papa escribió estas consideraciones en un ensayo académico (que se encuentra en las páginas 35-56 de una antología de reflexiones cristológicas titulada Zur Frage nach der Unauflöslichkeit der Ehe. Bemerkungen zum dogmengeschichtlichen Befund und zu seiner gegenwärtigen Bedeutung, en Ehe und Ehescheidung. Diskussion unter Christen, editado por F. Henrich y V. Eid para Münchener Akademie-Schriften 59, München 1972). Ahora ese ensayo será nuevamente publicado en la “Opera omnia” de Ratzinger, cuya edición está cuidando el cardenal Gerhard Ludwig Müller, pero el autor decidió revisarlo por completo y cambiar notablemente la conclusión, pues retira las aperturas expresadas en 1972: no hay que olvidar que cuando era Prefecto del ex-Santo Oficio, de acuerdo con Juan Pablo II, Ratzinger negó la posibilidad de la readmisión que habían propuesto tres obispos alemanes en una carta pastoral (uno de ellos era precisamente el futuro cardenal Walter Kasper). El volumen de las obras completas que contiene la nueva versión de aquel ensayo está por llegar a las librerías alemanas y la revista Herder Korrespondenz publicó un artículo comparando los pasajes principales de ambas versiones.


¿Qué escribió hace 42 años Joseph Ratzinger? He aquí algunos pasajes importantes de aquel texto. «La Iglesia es la Iglesia de la Nueva Alianza, sin embargo vive en un mundo en el que permanece inalterada la “dureza de los corazones” (Mt. 18, 9) de la Antigua Alianza». El futuro Papa consideraba, pues, que «en claras situaciones de emergencia, para evitar lo peor», la Iglesia pudiera «permitir excepciones circunscritas». Una propuesta que no pretendía poner en discusión las palabras de Jesús ni las Sagradas Escrituras, sino vinculada «con el carácter de excepcionalidad como con su reglamentación, y con el de la ayuda en situaciones de urgente necesidad».


«Quisiera tratar de formular, con toda la agudeza del caso –continuaba el teólogo que dentro de poco se habría convertido en el arzobispo de Mónaco de Baviera–, una propuesta que me parece cuadrar» en este ámbito de situaciones de urgente necesidad. «Cuando un primer matrimonio está destruido desde hace tiempo, e irreparablemente para ambas partes; y cuando, por el contrario, un segundo matrimonio se ha revelado una realidad moral y ha sido llenado por el espíritu de la fe, especialmente en relación con la educación de los hijos (por lo que la destrucción de este segundo matrimonio destruiría una grandeza moral y provocaría daños morales), en este caso –mediante una vía extrajudicial– con bse en el testimonio del párroco y de los miembros de la comunidad, se debería permitir el acercamiento a la comunión de quienes viven un segundo matrimonio de este tipo». Esta «reglamentación», según Joseph Ratzinger, estaba «apoyada por la tradición, desde dos puntos de vista».


El primero de ellos se relaciona con los procesos de nulidad matrimonial. «Es necesario recordar con fuerza –escribía Ratzinger– los márgenes de discrecionalidad que son inherentes a cada proceso de nulidad. Este margen de discrecionalidad y la disparidad de posibilidades que, inevitablemente, deriva de los diferentes grados de instrucción y también de las diferentes posibilidades económicas de las personas involucradas, deberían poner en guardia frente a la idea de que se puede hacer justicia inopugnablemente por esta vía». De cualquier manera, más allá de esta consideración, «mucho de lo que no es juzgable es real». «La perspectiva procesual –observaba el teólogo Ratzinger– debe limitarse necesariamente a lo que es demostrable desde el punto de vista jurídico, pero, justamente por ello, es posible que descuide datos que son efectivamente decisivos. De esta manera, adquieren un peso desproporcionado algunos criterios formales (como vicios de forma o en cuanto a la forma eclesiástica, deliberadamente descuidada), que conduce a injusticias». Es por este motivo que Ratzinger concluía que «el proceso de anulación […] no resuelve el problema» y no puede pretender esa severa exclusividad» que se le ha atribuido.


El segundo punto de vista aclaraba mayores detalles el apoyo de la tradición que en 1972 consideraba válido Ratzinger para su propuesta. Hacía notar que un «segundo matrimonio», que mediante un largo periodo hubiera revelado «una grandeza moral», siendo vivido en el espíritu de la fe, «de hecho corresponde al tipo de indulgencia experimentable en Basilio, siempre y cuando tras un largo periodo penitencial de quien vive en segundas nupcias se concede la comunión sin abolir el segundo matrimonio: confiando en la misericordia de Dios, que no desatiende la penitencia».

«Cuando, de un segundo matrimonio, han nacido obligaciones morales para con los hijos, para con la familia y de la misma manera para con la esposa –subrayaba Ratzinger en 1972–, y no subsisten obligaciones del mismo tipo con respecto al primer matrimonio; cuando, pues, por razones de naturaleza moral es inadmisible renunciar al segundo matrimonio y, por otra parte, la continencia en la práctica no representa una posibilidad real (“magnorum est”, dijo Gregorio II), en tal caso el acceso a la comunidad de quienes reciben la comunión, espués de un periodo de prueba, se muestra no menos justo y plenamente en línea con la tradición de la Iglesia».


El teólogo Ratzinger no consideraba, cuando escribió el ensayo, la abstención de los actos sexuales como una «posibilidad real» para todos, observando que el acceso al sacramento no podía «depender de un acto que es inmoral (la ruptura de la segunda unión, con consecuencias para los hijos, ndr.) o imposible en los hechos (abstenerse de los actos propios de los cónyuges, ndr.)».


El futuro Papa, no pretendía poner en discusión la indisolubilidad del matrimonio con esta propuesta: «El matrimonio es “sacramentum”, subsiste en la forma fundamental e inabrogable del compromiso contraído. Sin embargo, esto no excluye que la comunión de la Iglesia abrace también a quienes reconozcan esta doctrina y este principio de vida, aunque se encuentren en una situación de emergencia de tipo particular, en la que tienen particular necesidad de la plena comunión con el Cuerpo del Señor».


En la nueva versión del texto, publicada en el volumen de las obras completas que está por llegar a las librerías de Alemania, esta propuesta escrita en 1972 fue anulada. El autor ya no considera esta vía recorrible, sobre todo considerando el “relativismo” difundido en las sociedades contemporáneas y secularizadas. La única vía indicada (en sintonía con las afirmaciones que hizo durante su Pontificado) es la de proceder con las averiguaciones para las nulidades. «Si la Iglesia considerara un matrimonio nulo por inmadurez psicológica, serían admitidas nuevas nupcias –se lee en el nuevo texto. Incluso sin este procedimiento un divorciado podría ser considerado activo en las comunidades eclesiásticas, y poder ser padrino de Bautismo».


No hay que sorprenderse de que, a 42 años de distancia, un teólogo afirme haber cambiado opinión. Son bien conocidas, por ejemplo, las “retractationes” de San Agustín. Sin ambargo, las páginas escritas a principios de los años setenta parecen muy significativas. Las reflexiones allí plasmadas son interesantes porque, cuando fueron publicadas en forma de ensayo científico, su autor ya no era un joven teólogo seguidor del ala eclesial llamada “progresista”; ya no se trataba del “outsider” que participó en el Concilio como perito del cardenal arzobispo de Colonia, Josef Frings. En 1972, Joseph Ratzinger ya había criticado ciertas tendencias teológicas post-conciliares: había pronunciado, en 9166, su discurso en el Katholikentag de Bamberg, que es considerado como el parteaguas entre el Ratzinger “progre” y el que conocemos hoy.


El teólogo bávaro ya había salido de la turbulenta universidad de Tubinga, en donde había sido colega de Hans Küng, y enseñaba en la mucho más tranquila universidad de Regensburg. Además, a partir del primero de mayo de 1969 entró a formar parte de la Comisión teológica internacional, apenas creada por Pablo VI, según las indicaciones del Sínodo de los obispos, como instrumento para favorecer la investigación teológica según la óptica del magisterio. Cuatro años y medio después de haber publicado el ensayo en cuestión, en marzo de 1977, el mismo Papa Montini eligió justamente a aquel profesor de teología, que representaba un círculo teológico post-conciliar que respetaba el magisterio, para nombrarlo arzobispo de la diócesis de Mónaco. Pocas semanas después llegaría el anuncio de su inclusión en el colegio cardenalicio. Se puede deducir que el estudio sobre la admisión de los divorciados que se han vuelto a casar a la Eucaristía (en ciertas y bien determinadas circunstancias) era un argumento que en esa época se podía seguir discutiendo a la luz de las nuevas condiciones en las que vivía la familia, sin presentar la reflexión como una voluntad de poner en discusión los fundamentos de la fe católica.

Vatican Insider

Santa Marta: Jesús llora cuando nuestro corazón se cierra a sus sorpresas, dijo el Papa en su homilía. Audio y video. Extracto de la homilía


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(RV).- Jesús llora también hoy cuando las puertas de nuestro corazón, de los pastores, de la Iglesia, se cierran a sus sorpresas no reconociendo a Aquel que trae la paz. Es cuanto afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Jesús llora por Jerusalén, porque no ha reconocido a Aquel que trae la paz. Comentando el Evangelio del día, el Papa explicó que el Señor llora por “la cerrazón del corazón” de la “ciudad elegida, del pueblo elegido. Porque ¡no tenía tiempo de abrirle la puerta! Estaba demasiado ocupada y muy satisfecha de sí misma. Y Jesús sigue llamando a las puertas, como ha llamado a la puerta del corazón de Jerusalén: a las puertas de sus hermanos, de sus hermanas; a nuestras puertas, a las puertas de nuestro corazón, a las puertas de su Iglesia. Jerusalén se sentía contenta, tranquila con su vida y no tenía necesidad del Señor: no se había dado cuenta de la necesidad de salvación que tenía. Y por esta razón cerró su corazón ante el Señor”. “El llanto de Jesús” por Jerusalén  – afirmó Francisco  – es “el llanto por su Iglesia, hoy, por nosotros”:
“¿Y por qué Jerusalén no había recibido al Señor? Porque estaba tranquila con lo que tenía, no quería problemas. Pero también – lo dice el Señor en el Evangelio – ‘si hubieras comprendido también tú, en este día, lo que te trae la paz. No has reconocido el tiempo en el que has sido visitada’. Tenía miedo de ser visitada por el Señor; tenía miedo de la gratuidad de la visita del Señor. Estaba segura en las cosas que ella podía administrar. Estamos seguros en las cosas que nosotros podemos administrar… Pero nosotros no podemos administrar la visita del Señor, sus sorpresas”.
A lo que el Papa Francisco añadió:
“Y de esto tenía miedo Jerusalén: de ser salvada por el camino de las sorpresas del Señor. Tenía miedo del Señor, de su Esposo, de su Amado. Y así Jesús llora. Cuando el Señor visita a su pueblo, nos trae la alegría, nos trae la conversión. Y todos nosotros tenemos miedo no de la alegría, ¡no! – pero sí de la alegría que trae el Señor, porque no podemos controlarla. Tenemos miedo de la conversión, porque convertirse significa dejar que el Señor nos conduzca”.
“Jerusalén estaba tranquila, contenta – prosiguió diciendo el Papa –, el templo funcionaba. Los sacerdotes hacían sacrificios, la gente iba en peregrinación, los doctores de la ley habían organizado todo, ¡todo! ¡Todo claro! Todos los mandamientos claros… Y con todo esto Jerusalén tenía la puerta cerrada”. La cruz, “precio de aquel rechazo” – observó Francisco –  nos muestra el amor de Jesús, lo que lo lleva “a llorar también hoy – tantas veces – por su Iglesia”.
“Yo me pregunto: hoy nosotros los cristianos, que conocemos la fe, el catecismo, que vamos a Misa todos los domingos, nosotros los cristianos, nosotros los pastores, ¿estamos contentos de nosotros? Porque tenemos todo ordenado y no tenemos necesidad de nuevas visitas del Señor… Y el Señor sigue llamando a la puerta, de cada uno de nosotros y de su Iglesia, de los pastores de la Iglesia. Eh sí, la puerta de nuestro corazón, de la Iglesia, de los pastores no se abre: el Señor llora, también hoy”.
Por último el Papa invitó a hacer un examen de conciencia: “Pensemos en nosotros – dijo –, ¿cómo estamos en este momento ante Dios?”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).

Francisco en Santa Marta: Algunos cristianos van a Misa, pero se cierran a Dios



Durante su homilía en Casa Santa Marta, Francisco pidió a los cristianos que no cierren la puerta a Dios. 

FRANCISCO
"Yo me pregunto: los cristianos de hoy, que conocemos la fe, el catecismo, que vamos a Misa todos los domingos, nosotros, cristianos y  pastores, ¿estamos satisfechos con nosotros mismos... porque lo tenemos todo ordenado y no necesitamos nuevas visitas del Señor?”

El Papa añadió que Dios siempre llama a la puerta del corazón de cada persona y concluyó que "Jesús llora” cada vez que un cristiano no le deja entrar.


EXTRACTO DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana)

"¿Y por qué Jerusalén no había recibido al Señor? Porque estaba tranquila con lo que tenía, no quería problemas. Pero también – lo dice el Señor en el Evangelio – ‘si hubieras comprendido también tú, en este día, lo que te trae la paz. No has reconocido el tiempo en el que has sido visitada’. Tenía miedo de ser visitada por el Señor; tenía miedo de la gratuidad de la visita del Señor. Estaba segura en las cosas que ella podía administrar. Estamos seguros en las cosas que nosotros podemos administrar… Pero nosotros no podemos administrar la visita del Señor, sus sorpresas”. 

"Y de esto tenía miedo Jerusalén: de ser salvada por el camino de las sorpresas del Señor. Tenía miedo del Señor, de su Esposo, de su Amado. Y así Jesús llora. Cuando el Señor visita a su pueblo, nos trae la alegría, nos trae la conversión. Y todos nosotros tenemos miedo no de la alegría, ¡no! – pero sí de la alegría que trae el Señor, porque no podemos controlarla. Tenemos miedo de la conversión, porque convertirse significa dejar que el Señor nos conduzca”. 

"Yo me pregunto: hoy nosotros los cristianos, que conocemos la fe, el catecismo, que vamos a Misa todos los domingos, nosotros los cristianos, nosotros los pastores, ¿estamos contentos de nosotros? Porque tenemos todo ordenado y no tenemos necesidad de nuevas visitas del Señor… Y el Señor sigue llamando a la puerta, de cada uno de nosotros y de su Iglesia, de los pastores de la Iglesia. Eh sí, la puerta de nuestro corazón, de la Iglesia, de los pastores no se abre: el Señor llora, también hoy”. 

LECTURAS PARA EL DÍA DE HOY



Lectura Misa del Dia Jueves Noviembre 20 2014


PRIMERA LECTURA

Apocalipsis: 5, 1-10
El Cordero fue sacrificado y nos redimió con su sangre.
Yo, Juan, vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono, un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi un ángel poderoso, que gritaba con fuerte voz: "¿Quién es digno de abrir el libro y de romper sus sellos?". Pero nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni ver su contenido.
Lloré mucho porque no había nadie digno de abrir el libro y de ver su contenido. Entonces, uno de los ancianos me dijo: "Ya no llores, porque ha vencido el león de la tribu de Judá, el descendiente de David, y Él va a abrir el libro y sus siete sellos".
Vi entonces junto al trono, en medio de los cuatro seres vivientes y de los ancianos, un Cordero. Estaba de pie, y mostraba las señales de haber sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios, enviados por toda la tierra. Se acercó y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y al tomarlo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero, con sus cítaras y sus copas de oro llenas de incienso, que significan las oraciones de los santos. Y se pusieron a cantar un cántico nuevo, diciendo:
"Tú eres digno de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste sacrificado y con tu sangre compraste para Dios hombres de todas las razas y lenguas, de todos los pueblos y naciones, y con ellos has constituido un reino de sacerdotes, que servirán a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra". 
Palabra de Dios

SALMO
Del salmo 149
Bendito sea el Señor.
Entonen al Señor un canto nuevo,
en la reunión litúrgica proclámenlo.
En su creador y rey, en el Señor,
alégrese Israel, su pueblo santo. R/.
En honor de su nombre,
que haya danzas, alábenlo con arpa y tamboriles.
El Señor es amigo de su pueblo
y otorga la victoria a los humildes. R/.
Que se alegren los fieles en el triunfo,
que inunde el regocijo sus hogares,
que alaben al Señor con sus palabras,
porque en esto su pueblo se complace. R/.

EVANGELIO
San Lucas: 19, 41-44
Si comprendieras lo que puede conducirte a la paz.
En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó:
"¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba". 
Palabra del Señor

miércoles, 19 de noviembre de 2014

JESUITAS: El superior de los Jesuitas y Federico Lombardi debatirán en Roma sobre la hospitalidad a refugiados


El superior general de la Compañía de Jesús, el padre Adolfo Nicolás, debatirá el jueves en Roma con el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, sobre la acogida a los refugiados, en un acto con motivo del XXXIV aniversario de la fundación del Servicio Jesuita a Refugiados.


El coloquio, que se celebrará bajo el título 'Hospitalidad en las fronteras', comenzará a las 17,00 horas en el Aula della Congregazione, Curia Generalizia de la Compañía de Jesús y ha sido organizado por el JRS Internacional y el Centro Astalli.
Durante el encuentro, los ponentes ahondarán en el concepto de la recepción de los refugiados, las fronteras y el asilo. Asimismo, el encuentro, que también coincide con el Día Internacional de la Infancia, dedicará espacio al debate sobre la educación de los menores refugiados, una de las principales áreas de intervención del Servicio Jesuita a Refugiados en todo el mundo.
El coloquio será presentado por el director internacional del JRS, el padre Peter Balleis, y por el director del Centro Astalli, Camillo Ripamonti. A continuación, darán su testimonio Tareq Al Jabr, un refugiado sirio que vive en Italia, y el padre Mourad Abu Seif, un jesuita de Alepo (Siria), que hablará de la guerra en su país.
El padre Balleis ha recordado que los refugiados, tras huir de la persecución y la violencia, buscan "la seguridad y la acogida" y, por ello, defiende que "la hospitalidad abre puertas" y "garantiza comida, vivienda, educación".
"Es a través de la educación que generaciones de niñas y niños refugiados pueden tener las oportunidades que tienen los demás; de construir comunidades de paz donde se respete la diferencia", ha destacado.
Por su parte, el padre Ripamonti se ha referido a los "terribles peligros" a los que se enfrentan los refugiados "cuando tratan de llegar a Europa" y pide hacer de este continente "un lugar de asilo". "Pongamos fin a este miedo inútil y demos la bienvenida a aquellos que huyen de la guerra y la persecución en busca de protección", ha añadido.

REFLEXIÓN: VOCACIÓN

No se pueden luchar todas las causas, pelear infinitas batallas, enarbolar todas las banderas. Porque si se hace, uno termina siendo un gacetillero de desgracias y poco más. Hay que apostar por algo. Comprometerse con una causa. Y en ella empeñar los sueños, las capacidades, la ilusión y las ganas. Por ella dejarse la piel y la entraña. En ella reír de júbilo con cada pequeña conquista. Luchar a brazo partido para que esa causa tenga un horizonte. Hay muchas causas posibles, muchas historias esperando una mano tendida. Y cada uno somos llamados a encontrar nuestro camino.



Vocación - Atender, para elegir bien


«¡Tierra, tierra, tierra! Escucha la Palabra del Señor» (Jr 22, 29)

Para comprometerse con algo, es necesario estar atento, a ver quién te necesita. Para no hacer brindis al sol. Para no luchar por causas innecesarias. Mirar. Escuchar. Atender con las entrañas. Piensa en la gente de tu entorno. Amigos, familiares, gente con la que estás en contacto. O vidas que se cruzan con la tuya cada día. ¿Tienes ocasión de escuchar sus voces, de asomarte a sus historias? ¿Cuándo fue la última vez que le preguntaste a tus padres, o a tus hijos, o a tus hermanos, o a tu pareja, por algo de su vida, con intención y tiempo para escuchar? ¿Cuándo fue la última vez que, ante una noticia, dejaste que tu propia vida se viera cuestionada?
¿Qué gritos, qué palabras, qué llamadas escuchas en tu vida?


Ciudad
Un llanto
un llanto de mujer
interminable,
sosegado,
casi tranquilo.
En la noche, un llanto de mujer me ha despertado.
Primero un ruido de cerradura,
después unos pies que vacilan
y luego, de pronto, el llanto.
Suspiros intermitentes
como caídos de un agua interior,
densa,
imperiosa,
inagotable,
como esclusa que acumula y libera sus aguas
o como hélice secreta
que detiene y reanuda su trabajo
trasegando el blanco tiempo de la noche.
Toda la ciudad se ha ido llenando de este llanto,
hasta los solares donde se amontonan las basuras,
bajo las cúpulas de los hospitales,
sobre las terrazas del verano,
en las discretas celdas de la prostitución,
en los papeles que se deslizan por solitarias avenidas,
con el tibio vaho de ciertas cocinas militares,
en las medallas que reposan en joyeros de teca,
un llanto de mujer que ha llorado largamente
en el cuarto vecino,
por todos los que cavan su tumba en el sueño,
por los que vigilan la mina del tiempo,
por mí que lo escucho
sin conocer otra cosa
que su frágil rodar por la intemperie
persiguiendo las calladas arenas del alba.
Alvaro Mutis, de «Los trabajos perdidos»

Vocación - Entregarse


«Existen carismas distintos, pero un mismo Espíritu» (1Cor 12, 4)

En el deporte se dice mucho eso de «entregarse», o de «darlo todo en el campo». Pues eso mismo, pero en la vida, puede ocurrir cuando te comprometes en serio y de veras con algo. Cada uno tenemos unos talentos, unas capacidades, y una forma de construir. Unos se entregan con la palabra. Otros con el silencio. Unos en el hambre y sed de justicia. Otros en la imaginación y la creatividad, que busca caminos nuevos para la humanidad. Hay hombres y mujeres de ciencia. Hay educadores. Hay profesionales de la salud. Hay tantas formas de entregarse como personas…
¿Cuál es tu forma concreta de vivir el evangelio?
Yo no tengo la culpa...

Yo no tengo la culpa
de amar tenaz la sombra de las cosas que fueron,
y sentir la impaciencia del misterio que ronda,
y vibrar la certeza de la luz que fulgura.
Yo no tengo la culpa de quedarme conmigo
en la hora del brindis, del laurel, de la espiga,
en refugio de infancia, en retorno de escuela,
en regreso a la tierna canción adormecida.
Yo no tengo la culpa de sumarme a la noche,
de soltarme en los techos en congoja de lluvia,
de morir de vergüenza con aquél que se humilla,
de quemarme en la fiebre mortal de los enfermos,
de dolerme en las hojas pisoteadas de otoño,
de gemir en las ramas de bramar con el viento.
Yo no tengo la culpa de ser una partícula
del cuerpo de la pena,
del coraje, del sueño, del amor por la eterna
tristeza de los hombres.
Solo tengo la culpa
de reunir en mis versos el dolor que rezuman
esas cosas amargas que remuerden y acusan,
¡de eso tengo la culpa...!
Matilde Alba Swann

PASTORALSJ

martes, 18 de noviembre de 2014

En clave de Dios. Hacer mejores a los demás


Hace unos meses escuchaba a un entrenador que decía de un jugador del equipo rival: «es un jugador determinante porque cuándo está en el campo hace mejores a los demás». Hace días se estrena la canción de un famoso cantante cuyo nueva tema dice: tú me has hecho mejor de lo que era…
Al leer estas dos frases me vienen a la cabeza un montón de personas con nombre y apellido a las que les podría decir: tú me has hecho mejor de lo que era... porque has creído en mí de una manera que nadie hacía, porque has sido capaz de mirar en mí más allá de lo que yo veía, porque me has ayudado a avanzar mucho más de lo que jamás podría soñar. Y es el momento de agradecer cada una de estas presencias en mi vida.
Y es aquí donde no podemos dejar de ver cada una de estas presencias que sanan, que resucitan, que generan vida, al estilo de Jesús que pasó por la vida haciendo mejores a los que se encontraba. Y hoy lo sigue haciendo con cada uno de nosotros. Sintamos esa presencia que nos alienta, nos acompaña, nos da vida y seamos a la vez personas que cuando salen al campo de la vida hacen mejores a las personas con las que se encuentran.

Agus Couto Picos 
pastoralsj

lunes, 17 de noviembre de 2014

Hoy en Santa Marta: Papa: "La Iglesia no es un grupo de elegidos encerrado en un microclima eclesiástico". Video, audio y extracto homilía


"Es la tentación que la Iglesia vive en toda época"


"Que jamás entremos en este microclima de los discípulos eclesiásticos, privilegiados"


(RV).- Sucede en la Iglesia que los cristianos se sientan tentados de estar con Jesús sin querer estar con los pobres y los marginados, aislándose en un "microclima eclesiástico" que no tiene nada de auténticamente eclesial. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Mirar a Jesús olvidándose de verlo en el pobre que pide ayuda, en el marginado que causa repugnancia. Es la tentación que la Iglesia vive en toda época, la de cercarse a sí misma dentro de un "microclima eclesiástico", como lo define el Papa, en lugar de abrir las puertas a los excluidos socialmente.
La homilía de Francisco forma parte de una de las páginas más intensas del Evangelio, en que el protagonista es el ciego de Jericó, del que el Papa observó que representa la "primera clase de personas" que puebla el relato del evangelista Lucas. Un hombre que no contaba nada, pero que "tenía ganas de salvación", "ganas de ser curado", y que, por lo tanto, grita por encima del muro de la indiferencia que lo circunda hasta que vence su apuesta y logra llamar a la "puerta del corazón de Jesús". A este hombre se opone el círculo de los discípulos, que pretenden acallarlo para evitar que moleste y asiendo así - afirmó el Papa - alejan "al Señor de una periferia":
"Esta periferia no podía llegar al Señor, porque este círculo - pero con tanta buena voluntad, ¡eh! - cerraba la puerta. Y esto sucede con frecuencia, entre nosotros los creyentes: cuando hemos encontrado al Señor, sin que nosotros nos demos cuenta, se crea este microclima eclesiástico. No sólo los sacerdotes, los obispos, también los fieles: ‘Pero nosotros somos aquellos que están con el Señor. Y de tanto mirar al Señor no vemos las necesidades del Señor: no miramos al Señor que tiene hambre, que tiene sed, que está en prisión, que está en el hospital. Aquel Señor, en el marginado. Y este clima hace tanto mal".
El Papa describió asimismo al grupito que se siente elegido - "ahora somos elegidos, estamos con el Señor", dijo - y añadió que quieren conservar "este pequeño mundo" alejando a quien "molestara al Señor", incluso "los niños". "Habían olvidado, habían abandonado - notó Francisco - su primer amor":
"Cuando en la Iglesia los fieles, los ministros, se vuelven un grupo así... no eclesial, sino ‘eclesiástico', de privilegio de cercanía al Señor, tienen la tentación de olvidar al primer amor, ese amor tan bello que todos nosotros hemos tenido cuando el Señor nos ha llamado, nos ha salvado, nos ha dicho: ‘Pero te quiero tanto'. Ésta es una tentación de los discípulos: olvidar el primer amor, o sea olvidar también a las periferias, donde yo estaba antes, incluso si debo avergonzarme".
Después está el tercer grupo de la escena: el "pueblo simple", el que alaba a Dios por la curación del ciego. "Cuántas veces - afirmó el Papa al respecto - encontramos gente sencilla, tantas viejitas que caminan y van" incluso con sacrificio "a rezar a un santuario de la Virgen". "No piden privilegios, piden sólo la gracia". Es el "pueblo fiel" - concluyó Francisco - aquel "que sabe seguir al Señor, sin pedir ningún privilegio", capaz "de perder tiempo con el Señor" y, sobre todo, de no olvidar a la "Iglesia marginada" de los niños, de los enfermos, de los encarcelados:
"Pidamos al Señor la gracia que todos nosotros, que tenemos la gracia de haber sido llamados, jamás, jamás, jamás nos alejemos de esta Iglesia. Que jamás entremos en este microclima de los discípulos eclesiásticos, privilegiados, que se alejan de la Iglesia de Dios, que sufre, que pide salvación, que pide fe, que pide la Palabra de Dios. Pidamos la gracia de ser pueblo fiel de Dios, sin pedir al Señor ningún privilegio, que nos aleje del pueblo de Dios".
RD

Francisco: No al 'microclima eclesiástico'



El Papa Francisco puso en guardia contra la tentación de que entre los propios católicos se cree un "microclima eclesiástico”. 

Se trata de un ambiente cerrado en donde sólo pueden entrar algunos elegidos y que impide a los más alejados acercarse a Dios.

FRANCISCO
"Esta periferia no podía llegar al Señor porque este círculo, con muy buena voluntad, cerraba la puerta. Y esto sucede con frecuencia entre nosotros los creyentes. Cuando encontramos al Señor, sin que nos demos cuenta, se crea este microclima eclesiástico. No sólo los sacerdotes o los obispos. También los fieles. 'Pero nosotros estamos con el Señor'. Y de tanto mirar al Señor no miramos las necesidades del Señor”.

Francisco señaló que esta actitud aleja de Dios porque no saben reconocerlo en el otro. Recomendó a estos cristianos que hagan memoria y recuerden si también ellos estaban antes en esa periferia.

EXTRACTO DE LA HOMILIA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana) 

"Esta periferia no podía llegar al Señor, porque este círculo – pero con tanta buena voluntad, ¡eh! – cerraba la puerta. Y esto sucede con frecuencia, entre nosotros los creyentes: cuando hemos encontrado al Señor, sin que nosotros nos demos cuenta, se crea este microclima eclesiástico. No sólo los sacerdotes, los obispos, también los fieles: ‘Pero nosotros somos aquellos que están con el Señor. Y de tanto mirar al Señor no vemos las necesidades del Señor: no miramos al Señor que tiene hambre, que tiene sed, que está en prisión, que está en el hospital. Aquel Señor, en el marginado. Y este clima hace tanto mal”.

"Cuando en la Iglesia los fieles, los ministros, se vuelven un grupo así… no eclesial, sino ‘eclesiástico’, de privilegio de cercanía al Señor, tienen la tentación de olvidar al primer amor, ese amor tan bello que todos nosotros hemos tenido cuando el Señor nos ha llamado, nos ha salvado, nos ha dicho: ‘Pero te quiero tanto’. Ésta es una tentación de los discípulos: olvidar el primer amor, o sea olvidar también a las periferias, donde yo estaba antes, incluso si debo avergonzarme”.

"Pidamos al Señor la gracia que todos nosotros, que tenemos la gracia de haber sido llamados, jamás, jamás, jamás nos alejemos de esta Iglesia. Que jamás entremos en este microclima de los discípulos eclesiásticos, privilegiados, que se alejan de la Iglesia de Dios, que sufre, que pide salvación, que pide fe, que pide la Palabra de Dios. Pidamos la gracia de ser pueblo fiel de Dios, sin pedir al Señor ningún privilegio, que nos aleje del pueblo de Dios”.



La Iglesia no es un grupo de elegidos encerrado en un microclima eclesiástico, dijo el Papa


Escuchar audio, aquí